Ejecutor de mi voluntad interior, aunque felizmente se me señale “escéptico”.
Estampo diligente un prólogo tardío para superar los peligros.
Harto de ver como se perfecciona el arte de convencer a la gente, a la masa. Todos evitan a toda costa volver a lo caduco, lazarillos herederos de la llamada moral y rectitud. Medicina popular.
Se debería anular el derecho de concebir el mundo y el espacio como lo hacen ahora, superfluos seguidores de las costumbres.
Afortunadamente veo que la fuerza y la relajación de la misma es ahora más frecuente. Bipolaridad absoluta sin medicación conocida.
Supersticiosos, temerosos de una cólera divina, místicos; éstos son los verdaderos signos del fin de la raza.
Proliferación de santos, cenobitas y peregrinos que diluyen su último vestigio de razón en fundar recodos de aislamiento en las montañas, es desvirtuaciones del espíritu o en la animalada de desear enamorarse en la copa de un árbol. Necios.
Imposición del sufrimiento voluntario, invención del “respeto” para aceptar trivialidades ilógicas de pensamiento castrado; valores que sutil y lentamente se erigen como sustitutos del buen humor, de la comprensión, de la lógica y hasta del amor.
La necesidad de culpar a alguien por las vicisitudes, a los demás, a uno mismo. Cuán lejos están de entender nada en su totalidad.
¡Cuán mala es la locura! ¡Qué insano es lo intelectual!
La cultura del castigo como referente y argumento de la filosofía humana sodomiza el ano conceptual.
No hay alternativas: “ya está todo escrito y delineado”. Eunucos neuronales. Comediantes del pecado, donde el arte de fingir les garantiza la plenitud de la vida.
Actualmente, lo que hace pensar se considera ridículo, lo superfluo rige las teorías explicativas que masturban la moralidad al punto de satisfacerla.
Lo selecto, espontáneo y singular sigue siendo condenado, destinados a sufrir o morir en el intento de redimir a todos aquellos que, siendo abrumadora mayoría, aspiran a su salvación individual mediante una suerte de venganza hacia ellos mismos.
Muy por debajo de ustedes me yergo con el orgullo del ser, el desprecio hacia las “causas”, devoción hacia el juicio común de dos almas que se aman sin segundas intenciones.
Caprichoso con el destino, quisquilloso con la dialéctica.
Entiendo el placer como parte de una malicia. Soy plenamente consciente de la consecuencia de mis actos.
Al redactar esto, estoy en cierto modo uniéndome al clan estúpido del rebaño, ya que pretender hacer entender lo excelso es estúpido. A estas alturas ya no provoca placer ni aburrimiento.
Hoy repito y confirmo que no debería haber sido hijo de esta época.
Cuando te conozcas a ti mismo y yo perciba que has conseguido llegar a un sentimiento básico, tal vez entonces te de la bienvenida a mi raro planeta. Ahora límpiate la baba.


2 comentarios:
"Tu raro Planeta"
Ese si que debe ser un maravilloso lugar donde vivir...
Invitame. jajajaja
"Harto de ver como se perfecciona el arte de convencer a la gente, a la masa. Todos evitan a toda costa volver a lo caduco, lazarillos herederos de la llamada moral y rectitud. Medicina popular.
Se debería anular el derecho de concebir el mundo y el espacio como lo hacen ahora, superfluos seguidores de las costumbres".
Estoy con usted.
Adiós, adiós.
cuanta verdad amigo mio hay en tus palabras pero no olvides que somos varios en tu mundo porque la juventud no esta totalmente perdida y creo que personas como vos y yo podemos crear conciencia de lo que esta pasando en esta epoca... que nacimos a destiempo? quizas pero bueno es el tiempo que nos toco y por algo será.. somos dos fulanos que no se conocen personalmente pero sabes que tngo ese sentimiento basico asi que dejame entrar a tu mundo...
adivinas quien soy?
una pista... me llamaste a las 5 am
besos
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